domingo, 17 de octubre de 2010
Clavel del aire, Tillandsia bergeri
La entrada anterior me ha recordado que tengo pendiente escribir sobre esta curiosa planta que por la apariencia que tanto nos recuerda a los verdaderos claveles, todo el mundo conoce como Clavel del aire, aunque por supuesto no tiene absolutamente nada que ver con ellos. Se trata de una planta epífita, que vive sin sustrato alguno, y que pertenece a la amplia familia de las Bromeliaceae, subespecie Tillandsioideae,, un genero de plantas tropicales y subtropicales , que proceden del continente americano, desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina, habitan en prácticamente cualquier hábitat desde los desiertos a las selvas tropicales pasando por las montañas, pero también consiguen vivir en las ciudades donde colonizan no solo las ramas de los árboles sino incluso los tendidos telefónicos y cualquier lugar donde puedan arraigar, ya que al no necesitar tierra y no ser plantas parásitas, pueden vivir autónomamente sobre cualquier soporte que las sustente. La Tillandsia bergeri es originaria de Argentina, donde llega a ser una invasora considerada casi una plaga, pero en Asturias, Cantabria, País Vasco etc, es común encontrarla colgada bajo los aleros de los tejados, en balcones, hórreos etc, sin que cause ningún problema ya que aquí no se autosiembra como en su país de origen. Para obtener una de estas plantas, sólo es necesario desprender una roseta de la planta original y colgarla de un alambre o sujetarla a algún soporte, eso es todo. Con el tiempo formara una mata esférica que irá haciéndose mayor de año en año, pudiendo llegar a pesar mucho, por lo que debemos sujetarla bien o el viento y el peso la derribarán, un alambre fuerte es lo mejor. En el clima del Cantábrico estas especies viven perfectamente al aire libre y con la alta humedad atmosférica de la que gozamos aquí, no es necesario hacer nada para que crezcan y florezcan perfectamente. La única condición, si queremos que florezcan, es que tienen que estar en un lugar soleado o con sol tamizado y que reciban agua de lluvia. Las hojas poseen unas estructuras llamadas tricomas, por los que captan la humedad y los nutrientes que necesitan para vivir, estos últimos procedentes del polvo, restos de insectos y cualquier cosa que el aire lleve hasta ellas. Las flores, como se puede apreciar son azules con una mancha amarilla en el centro y surgen de brácteas rosadas en mayo.
También se pueden cultivar en interior en un lugar muy iluminado, pero en este caso será necesario rociar con agua de vez en cuando y en primavera añadir algún fertilizante foliar en una dosis más diluida de lo habitual.
viernes, 15 de octubre de 2010
Claveles, Dianthus sp
Los claveles, otra especie clásica de los balcones españoles junto con el geranio, parecen estar pasando de moda en los últimos años en los que cada día se ven menos, yo creo que esto es consecuencia de varios motivos, no todos negativos, por ejemplo la mayor diversidad de especies que se pueden encontrar en el mercado para cultivar en nuestras jardineras hace que no tengamos que recurrir siempre a las mismas especies, pero también es verdad que el clavel, me refiero al clavel clásico, también ha sido víctima de una imagen de flor anticuada, la típica flor de floristas, para determinados usos fúnebres. Además el aspecto casi siempre desmañado de esta planta en cuanto alcanza una cierta edad unido a que en realidad no es fácil de cultivar ni de combinar con otras plantas, también ha contribuido a su decadencia. Sin embargo también han aparecido últimamente variedades de claveles que se prestan mejor para el cultivo como flor de jardín y jardinera, estos claveles son cruces de Dianthus caryophyllus (el clavel clásico) y Dianthus plumarius (clavellina de pluma) y son resultado del trabajo de los hermanos Allwood en West Sussex, Inglaterra, que han creado una gran variedad de cultivares. El follaje es de tonos grises y verdes, crece como una alfombra acolchada y sus tallos alcanzan longitudes de entre 10 y 30 cm. A su gama de colores simples y combinados añaden un inigualable aroma.
Las clavellinas clásicas son de la especie Dyanthus deltoides y también crecen en forma de tapiz acolchado y con hojas que no suelen sobrepasar los 10 cm de altura. Sus flores pueden ser sencillas o dobles.
Otras variedades de claveles muy usados en parterres y jardineras son Dianthus barbatus, el Clavel de los poetas, estas son plantas bienales que se pueden obtener de semilla y por división de las matas, se suelen comportar como vivaces de ciclo corto, y presentan formas enanas y otras de hasta 45 cm de altura, con flores bicolores, a menudo con un “ojo” central, simples pero agrupadas en corimbos, aromáticas, sirven también como flor de corte ya que duran bastante en un jarrón.
El otro gran grupo de claveles de jardinería es el de los Dianthus chinensis, los llamados Claveles chinos, con una longitud de entre 20 y 30 cm, ideales para macizos florales, arriates, jardineras y macetas. Se trata de una especie anual semirresistente, que se obtiene generalmente de semillas que se siembran en marzo (en el hemisferio norte, claro) y empiezan a florecer en junio hasta septiembre. A veces se resiembran solas y en otros casos sobreviven al invierno y vuelven a recuperarse en primavera.
Hay otras especies de pequeños claveles silvestres que se usan en rocallas como D. arenarius, D. armeria, D. alpinus etc .
En cuanto a cultivo todas las especies prefieren la plena luz solar, suelo con abundancia de materia orgánica pero suelto y no arcilloso, el drenaje tanto en el jardín como en maceta debe ser perfecto sin retención de agua, de naturaleza neutra o ligeramente alcalina. En un suelo fértil basta con abonar dos veces por año en primavera y mediados del verano. En las variedades altas conviene cortar todos los tallos que hayan florecido, los secos enfermos y estropeados, hasta cerca de la base. En las más pequeñas se cortan con unas tijeras todos los tallos floridos ,una vez secas las flores, para mantener las matas limpias y estéticas.
Las orugas tortrix y la roya del clavel son las plagas más peligrosas, esta última puede destruir por completo una plantación de clavel pero ataca sobre todo a las variedades grandes de Dyanthus Caryophyllus. Hay que cortar lo enfermo y aplicar un fungicida pero a lo largo las matas más viejas acabarán muy afectadas. Es mejor sacar esquejes jóvenes y sanos, que se pueden obtener casi en cualquier época, para tener siempre plantas nuevas y más resistentes.
miércoles, 13 de octubre de 2010
De regreso
Tras muchos meses de no añadir nuevos artículos al blog, por fin he vuelto. Para aquellos que me han hecho el honor de seguirme durante este tiempo, creo que les debo una explicación de mi ausencia, y como decía el alcalde de la famosa película de Berlanga, como os debo una explicación os la voy a dar. En resumen: obras en la terraza, como fácilmente se desprende de las fotografías que encabezan esta entrada que podríamos titular con gran originalidad: antes y después.
Una terraza ajardinada requiere un cierto mantenimiento para evitarse problemas con posibles humedades, tapar grietas y reparar el desgaste lógico que se produce en los materiales de cubrición, muros y paramentos varios, y también por razones de estética. Es necesario, cada “x” años, proceder a una restauración a fondo, lo que en el caso de una terraza con muchas plantas que es necesario a la vez ir retirando pero sin deshacerse de ellas, es una labor un tanto pesada y engorrosa, que implica ir haciendo la restauración completa pero por secciones. Eso es lo que he tenido que hacer durante gran parte del verano, época escogida porque la aplicación de impermeabilizantes en paredes y suelos requiere tiempo estable y sin lluvias frecuentes. Eso en Asturias sólo, y no siempre, se puede conseguir en verano. Bueno por fin ya está hecho y ahora sólo queda confiar y rogar al cielo que no sea necesario repetir la operación hasta dentro de otros diez años.
martes, 27 de abril de 2010
Cotinus Coggygria, Árbol de las Pelucas, Árbol del Humo o de la Niebla, Fustete
El Árbol de las Pelucas o Fustete, con sus hojas púrpuras y su floración primaveral contrasta agradablemente con las rosas amarillas.
sábado, 27 de marzo de 2010
Geranio, Pelargonio
En los últimos tiempos se ha producido una circunstancia que ha ido reduciendo drásticamente el cultivo de los geranios o pelargonios, se trata de la extensión por toda España de la mariposa africana del geranio, una plaga devastadora que ha destruido miles de estas plantas. Hasta hace unos pocos años la plaga era completamente desconocida en la península , entró a nuestro país por Baleares en algún esqueje infectado pero, sea por el famoso calentamiento global o por adaptabilidad se extendió a toda España, incluido el norte, hace unos tres años empecé a ver las primeras mariposas revoloteando alrededor de mis geranios, su tamaño y aspecto es como la que se ve en esta imagen que saqué de Internet , por supuesto no son las mariposas las que causan los daños si no sus orugas, las mariposas depositan sus huevos en los capullos florales o en los tallos de los geranios, siendo en este último caso mucho mayor el daño que causan;
Foto:jardinera.net76.net
las orugas se desarrollan en su interior alimentándose de ellos mientras escavan sus galerías desde arriba hacia bajo, pudiendo llegar a matar a la planta. A menudo los daños no se detectan hasta que el daño es ya muy considerable puesto que si las orugas se desarrollan en el interior de los tallos, no se ven y están protegidos. Por esta circunstancia los insecticidas de contacto no son muy eficaces excepto si fumigamos a las mariposas en cuanto las veamos revolotear en las tardes cálidas del verano. Al ser una especie africana no tiene enemigos naturales en España que la puedan controlar, pero se ha descubierto un método biológico que parece ser eficaz para destruir a las orugas, se trata de fumigar los geranios con la bacteria Bacillus Thurigiensis var. Kurstaki, que infesta y mata a las orugas de todo tipo sin perjudicar a los insectos útiles ni a los animales y personas. En el comercio se pueden encontrar preparados con esta bacteria, yo uso el que se vende con el nombre de Insecticida Biológico y es de la marca Compo. Los tallos vaciados también se deben podar por la parte más baja aún no afectada.La otra plaga peligrosa que afecta a los pelargonios es la roya, una enfermedad fúngica que se puede curar quitando las partes afectadas y aplicando un fungicida específico.
El cultivo de los geranios o pelargonios es tan sencilla que casi todo el mundo tiene éxito con ellos, sólo diré que les conviene una tierra con un sustrato más bien ácido, poda primaveral y si queremos que estén exuberantes habrá que aplicarles algún fertilizante para plantas de flor y mucho mejor si es uno específico para geranios.
jueves, 25 de febrero de 2010
Rosal de Austin “Graham Thomas climber”
Este es uno de los más famosos rosales ingleses de la casa Austin y sin duda uno de los que más éxito popular ha tenido en todo el mundo desde su aparición en 1983. Apareció primero como rosal arbustivo, muy vigoroso, con un tamaño de unos 180 cm, luego salió al mercado la forma trepadora.
Yo también he caído en sus redes y hace años que lo tengo en su variedad de rosal trepador, como tal parece que alcanza un tamaño medio de unos tres metros de altura, pero en mi terraza lo he guiado más bien para que se enredase horizontalmente por la valla de cierre, me temo que esto contradice la tendencia natural de este rosal que es de crecimiento bastante vertical, aunque ramifica bien nunca llega a formar un seto denso y tupido por lo que yo lo acompaño con la madreselva “Gold Flame” de la que ya escribí en mi anterior artículo. Sus flores también tienen un tamaño mediano con forma de taza bastante llena pero que completamente abierta deja ver el dorado de los estambres en su centro, el color de la flor es un brillante amarillo puro como se aprecia en las fotografías, poseen además una fragancia de rosa de té, dulce y fresco. El periodo de floración es muy largo, desde principios de primavera hasta bien entrado el otoño, incluso a veces tiene algunas flores en diciembre, pero desde luego alcanza su mejor momento en mayo-junio y otra vez a mediados de septiembre. En caso de lluvia, deshojan muy bien y limpiamente. El follaje es verde amarillento cuando tierno y luego se vuelve de un verde grisáceo más apagado, característico de los rosales almizcleños (English Musk) grupo al que pertenece Graham Thomas.
El cultivo es como el de todos los rosales arbustivos modernos, crecen en suelo bien drenado pero húmedo mejor si es de naturaleza arcillosa y rico en materia orgánica. Emplazamiento abierto y soleado. Poda, en el caso de los arbustivos, según el clima en enero-febrero o marzo en zonas muy frías, procurando hacerlo siempre antes del crecimiento de los nuevos brotes. La poda de los trepadoras es mejor hacerla a finales de otoño del año previo a la floración, en este caso conviene dejar ramas cortadas a diversas alturas para procurar una floración escalonada y no sólo en los tallos más altos. Con este tipo de rosales es más fácil equivocarse por podar demasiado que por lo contrario, así que en caso de duda es mejor quedarse corto, de hecho en los primeros años la poda ha de ser muy escasa o estropearemos su forma.
En contenedores y grandes macetas hay que vigilar estrechamente la aparición de oídio y efectuar tratamientos preventivos, la cochinilla del rosal o caspilla (Aulacapsis rosae) y la cochinilla acanalada son las plagas más frecuentes, a parte los sempiternos pulgones de todas las primaveras. Además de los productos específicos, estos insectos pueden eliminarse con un cepillado de tallos con cepillo (de dientes) impregnado en alcohol. En general Grahan Thomas es bastante sano pero más en el jardín que en maceta, lo que sucede con casi todos los rosales.
Durante toda la temporada hay que aplicar un fertilizante específico para rosales según las indicaciones del fabricante. En contenedor agradecen la aplicación complementaria de abono foliar.
Ahora que todavía estamos a tiempo de plantar rosales, el Graham Thomas, ya sea en variedad arbustiva o trepadora, sigue siendo una buena elección. Para cubrir arcos pequeños de jardín y obeliscos o cuando necesitamos un trepador amarillo de poco crecimiento es de los mejores.
miércoles, 17 de febrero de 2010
La Madreselva, Lonicera s.p.
Tengo que confesar que las madreselvas son algunas de mis trepadoras favoritas, lo son desde mi infancia a la que están asociadas por muchos motivos. Las había entonces en abundancia en los setos y lindes de los campos y caminos por donde yo me movía, las había también cultivadas en algunas fincas vecinas que yo visitaba, formando grandes veladores cubiertos completamente con esta planta como montículos verdes, que en las noches de verano exhalaban un aroma embriagador e inconfundible a una gran distancia. Los niños de entonces las llamábamos “chupetines” y teníamos la costumbre de sorber el tubo que une el cáliz de la flor con su pedúnculo porque tenía un sabor dulce como de miel. Las madreselvas silvestres de mi época pertenecían todas a la especie Lonicera periclymenum, la Madreselva de los bosques o Chupamiel. Esta hermosa trepadora que alcanza más de 5 metros de largo y forma verdaderas marañas de ramitas entrelazadas, florece de julio a noviembre en Asturias y después de las flores forma una baya de color rojizo que gusta a muchas aves silvestres, las principales difusoras de sus semillas. Las flores y su nectar atraen a numerosos insectos diurnos y nocturnos.
Después de lo escrito a nadie extrañará que recomiende vivamente el cultivo de esta trepadora. Ahora es tiempo de plantación de toda clase de arbustos y si están pensando en una trepadora “todo terreno” que resista sin inmutarse el frío más intenso y la mayoría de las condiciones climáticas sin exigir tampoco muchos cuidados, la madreselva es la trepadora ideal. Quien haya paseado por los senderos de Cabo de Peñas en Asturias podrá ver creciendo entre los tojos y brezales pequeñas matas achaparradas de madreselva, se trata de la Lonicera periclymenum de nuestros bosques que en Peñas se ha enanizado para resistir los fuertes vientos cargados de sal y la pobreza del terreno, esto nos da una idea de la resistencia y adaptabilidad de esta especie, capaz de crecer donde muy pocas plantas pueden hacerlo. La madreselva de los bosques puede ser quizá demasiado grande par un balcón pequeño, pero afortunadamente hay otras muchas especies que tienen un desarrollo menor y más controlable. La de la imagen que abre este artículo es una de ellas, se trata de la Lonicera x heckrotti, un híbrido menos vigoroso de tendencia casi arbustiva más que trepadora y que alcanza como máximo 3 metro y se puede mantener más pequeña con podas.
Las flores, como se aprecia en la imagen que es la de la variedad Gold Flame, son amarillas en el interior y rosas en el exterior, tienen una fragancia marcada aunque no demasiado penetrante. Florece a partir de comienzos del verano. Mi experiencia personal con esta trepadora que hace muchos años que cultivo en una maceta de unos 40 cm de diámetro, no puede ser más satisfactoria.
Como yo tengo bastante espacio también cultivo otras dos variedades de madreselva, la Lonicera japonica “Halliana” que vemos en la imagen a continuación, con flores fragantes de color crema pálido que se hacen amarillo intenso cuando maduran.
Crece muy rápido, en dos años alcanza dos o tres metros y luego puede sobrepasar los 6 si no se controla, es muy adecuada para cubrir rápidamente una valla u ocultar alguna vista o un objeto no deseado. Pueden cubrir incluso grandes árboles secos. Es muy rústica y tolera bastante bien la sombra aunque florecerá algo menos que a pleno sol. Sin embargo en lugares muy calurosos la media sombra o la sombra son lo más adecuado para esta trepadora de los bosques.
Mi última adquisición es la Lonicera periclymenum de la variedad “Serotina” que produce flores de color rojo púrpura con el interior amarillo desde mediados del verano hasta el otoño.
De esta manera puedo tener madreselvas floreciendo casi desde el final del invierno hasta bien entrado el otoño.
Estas dos últimas madreselvas por se de gran desarrollo, las utilizo par cubrir un arco de tres metros de altura junto con rosas trepadoras de las variedades Albéric Barbier y Veilchenblau. Todas las madreselvas combinan muy bien con las rosas, especialmente con las que tienen un aspecto rústico y las antiguas.
En cuanto al cultivo no presenta ningún problema, ni siquiera en maceta ya que son plantas sufridas y resistentes, riego en verano y un abonado similar a la de otros arbustos de terraza son suficientes para mantenerlas saludables. Las plagas no suelen afectarles demasiado, algunas orugas del género Tortrix enrollan sus hojas en verano, si proliferan mucho una aplicación de insecticida ecológico a base de la bacteria Bacillus thuringiensis, solucionará el problema. Los pulgones también pueden atacar las yemas más jóvenes a principios de verano y normalmente eso es todo.
La madreselva puede dejarse crecer libremente sin podas, pero cuando el espacio es reducido es mejor podarla cada año al principio de la primavera, quitando todo lo que se haya secado en invierno y el crecimiento desordenado o que no nos interese, cortando siempre al bies por encima de las nuevas yemas que ya estarán brotando, como se hace con los rosales. Las madreselvas son trepadoras de hoja caduca pero según el clima y la especie algunas conservan la mayoría de sus hojas en invierno, caso de la L. japonica
Hay otras muchas variedades de madreselva, de distintos tamaños de crecimiento y algunas más adecuadas a las zonas costeras o al clima mediterráneo como la Lonicera etrusca, por ejemplo. En los buenos viveros podemos encontrar otras muchas especies y variedades adecuadas a nuestras necesidades..
Espero haber suscitado el mayor interés por estas trepadoras tan versátiles y entrañables.
Las bayas rojas de la Lonicera "Serotina" también son muy decorativos.
lunes, 15 de febrero de 2010
El Limonero y los cítricos
El limonero fue introducido en Europa procedente del oriente después del siglo X. Pertenece a la familia de la Rutáceas y concretamente al género Citrus que posee una amplia variedad de especies, algunas muy conocidas como el propio limonero, el naranjo, el pomelo, el mandarino etc. Casi todas ellas muy elegantes y decorativas. El limonero, además de suministrar excelentes frutos, puede desempeñar una función ornamental en el ámbito del jardín o de la terraza, ya que puede cultivarse perfectamente en grande recipientes llamados precisamente "de limonero” o "conchas”. Esta técnica nos permite además retirarlos durante los inviernos a lugares resguardados o invernaderos fríos aunque, esto sólo sea necesario en lugares con inviernos duros, ya que en clima suave pueden pasar perfectamente el invierno al aire libre. De hecho el limonero es un árbol bastante resistente, aunque a los ejemplares más jóvenes no les conviene una temperatura inferior a 5 °C los ejemplares adultos aguantan temperaturas bajo cero siempre que estos periodos no sea muy prolongados.
En las imágenes vemos un pequeño limón recién formado y otro con aproximadamente un par de meses de edad. Ambos son consecuencia de la floración de este verano.
lunes, 11 de enero de 2010
Pieris japonica, Andrómeda
Como su nombre indica, este arbusto procede del Japón donde crece en las colinas sobre suelos de composición ácida y en situación resguardada de los vientos fuertes forma un gran arbusto de más de tres metros de altura que ha de ser una visión espectacular cuando forma sus nuevas hojas de un rojo intenso y se adorna con sus racimos de flores en forma de farolillo chino muy semejantes a las del Lirio del valle o muguete aunque desgraciadamente sin olor. En nuestro país no será fácil encontrar ejemplares tan altos, mucho menos cuando se cultiva en recipiente y se trata de variedades de híbridos de menor crecimiento que la especie original. Lo más llamativo del Pieris como que da dicho es el follaje nuevo que adquiere en primavera un color rojo escarlata brillante pero también sus inflorescencias que son decorativas incluso antes de que las flores se abran como se puede comprobar en las imágenes que acompañan este texto. La mayoría de las especies dan flores de color blanco marfil aunque también existe una variedad de flores de color rosado, la “Valley Valentine” que nunca he conseguido localizar en viveros españoles. Aquí se cultiva sobre todo Pieris japonica “Forest Flame” de hasta dos metros de altura y magnífica brotación de hojas nuevas rojas que le hacen merecedora del nombre en ingles de “llamas del bosque”, del rojo pasan al rosado y finalmente se vuelven verdes.
Las flores tienen forma de farolillos y aparecen a mediados de primavera.
Las hojas nuevas del Pieris, nacen de un rojo brillante y aparecen desde el mes de marzo.
domingo, 29 de noviembre de 2009
Rosal “Rosy Cushion”
martes, 17 de noviembre de 2009
Rosal Louise Odier, una rosa antigua
Este rosal fue introducido en nuestros jardines allá por el año 1851, se trata de un rosal de los llamados de Borbón, creación del experto jardinero francés y cultivador de rosas Jacques Julien Margottin, que creó un total de 76 nuevas variedades de rosales entre 1845 y 1877. De todas ellas “Louise Odier” es una de las que mejor ha sobrevivido al paso del tiempo, y no es de extrañar es un rosal bastante sano, que puede alcanzar el metro ochenta de altura sin ser un trepador, por lo que a veces se le ha cultivado como rosal pilar. Florece de forma ininterrumpida durante todo el verano, con flores en racimo, muy apretadas, cuarteadas y con una intensa fragancia a caramelos ácidos cuando se abren y luego evolucionan a la maravillosa fragancia de las rosas antiguas.
El follaje es verde suave y sus ramas son abiertas y algo colgantes. A mi este rosal, con su característico aspecto de antaño, me parece muy adecuado para ser cultivado junto a otras plantas que son típicas del “cottage” inglés, con diseño informal y plantas sencillas de las de toda la vida, o lo que los franceses denominan “jardin de curé”, jardín de párroco.
Plantado en plena tierra también podría ser un buen rosal para setos y borde mixto, combinado con otros arbusto y plantas vivaces .
En maceta se comporta bastante bien y florece repetidamente pero su desarrollo queda limitado por el tamaño del recipiente.
jueves, 12 de noviembre de 2009
La Jara blanca o Cistus albidus
Es un pequeño arbusto de hasta un metro de altura, bastante común en toda la zona mediterránea de España y del resto de Europa, sobre terrenos calizos preferentemente, en Asturias yo diría que es muy rara y sólo se encuentra donde las condiciones climáticas y del terreno le son favorables. Hace unos años recolecté algunas cápsulas con semillas en el Jardín Botánico Atlántico y las sembré. Al cabo de dos años empezaron a florecer, con estas flores malvas pentapétalas de aspecto delicado como de papel de muselina y en el centro destacando, sus estambres dorados.
El nombre común de Jara blanca y el latino de C. albidus nos inducen a confusión ya que nos hace pensar en un arbusto de flores blancas, pero sucede que los nombres hacen referencia a las hojas y no a las flores. En efecto las hojas están recubiertas como de un tomento blanquecino que se acentúa en climas cálidos y posición soleada, además están cubiertas de una sustancia pegajosa, el ládano, una resina que antiguamente se usaba por sus propiedades medicinales.
Las jaras son arbustos muy resistentes a la sequía como buenas especies autóctonas del Mediterráneo, y deberían ser más utilizadas en nuestros jardines ya que se adaptan perfectamente a nuestras condiciones estivales y piden muy pocos cuidados a cambio de sus bonitas flores de las que las hay de varios colores del blanco puro o con manchas marrones al rosa y el malva; y florecen durante una larga temporada durante el verano.
En el norte donde el clima es lluvioso es esencial asegurarnos de que el terreno drene perfectamente y no se encharque, ya que la pudrición de las raíces es el mayor enemigo, y por supuesto necesitan mucho sol. En plena tierra estas condiciones las podemos propiciar cultivándolas sobre montículos o en terrenos inclinados donde el agua escurra fácilmente. En jardineras debemos mezclar el sustrato con piedrecitas, mejor si son calizas y procurar que los agujeros de desagüe no se obstruyan.
A mi me gustan mucho estas pequeñas joyas de nuestra naturaleza y creo que son perfectas para colocarlas en jardineras sobre los alfeizares de las ventanas más soleadas de la casa.