La Tigridia, llamada comúnmente Atigrada y Flor mariposa, es una bulbosa algo delicada adecuada para cultivar en lugares de clima suave. El origen de su nombre parece bastante claro observando la parte central de esta flor tripétala, que con su moteado nos recuerda la cara de un tigre. Florece en pleno verano y cada flor se abre por la mañana y se marchita al anochecer, así que sólo duran un día, pero en contraste con otras bulbosa de verano, de cada tallo pueden surgir hasta seis flores en forma sucesiva lo que prolonga bastante su periodo de floración. Además al tener un bulbo de pequeño calibre, se pueden plantar bastante juntos formando grandes bancales que se mantendrán floridos durante meses si tomamos la precaución de plantar los bulbos en periodos separados por quince días. Esta bulbosa procedente del sur de América, también se puede plantar entre los arbusto o entre otras plantas anuales o vivaces que es lo que yo hago. En el clima de la costa cantábrica no es necesario sacarla de la tierra en invierno ni protegerla y se multiplica por si misma, por eso al cabo de algunos años se hace necesario dividir las matas pero en lugares con inviernos muy fríos será necesario extraer los bulbos cada otoño guardarlos en un lugar fresco y seco y volver a replantarlos cada primavera. Por lo demás su cultivo es muy sencillo, les va bien casi cualquier terreno, sólo necesitan abundancia de sol, un poco de fertilizante a partir de la brotación de los bulbos y riego frecuente en época de calor. Cuando se plantan los bulbos se enterrarán a una profundidad el doble que su tamaño y eso es todo lo que se necesita para cultivar esta curiosa flor atigrada que sin duda llamará la atención en cualquier jardín.