Como ya he comentado en alguna ocasión, llevo con este rosal toda mi vida, primero en la casa de mis abuelos donde este rosal ya cubría gran parte del corredor de la casa cuando yo nací, y más tarde cuando empecé a plantar rosales en mi terraza no quise que faltase más por razones sentimentales que por la belleza de sus flores,así que me traje un esqueje y ahora ocupa casi todo el alero de la terraza. Es verdad que sus flores no son perfectas, aunque tengo que reconocer que a mi me gustan, tienen un no se qué de antiguo y un tanto demodé que a mi me atrae, y no debo de ser el único porque este rosal lleva mas de un siglo en los catálogos cuando otros más modernos han desaparecido.
Este rosal es una enredadera del tipo híbrido Wichurana y fue creado por el cultivador Barbier en 1900. Produce flores muy apretadas pero como se aprecia en las fotos bastante desordenadas, color crema con tinte amarillo cuando son capullos y los primeros días de apertura pero luego se vuelven completamente blancas. En algunos manuales sobre rosales se afirma que los pétalos de estas rosa no se caen si no que se vuelven parduscos y permanecen afeándolo, eso no es del todo cierto, en tiempo cálido y seco los pétalos se desprenden completamente cubriendo el suelo a su alrededor como si hubiera nevado, pero en tiempo húmedo sucede lo que se afirma en los manuales, como la mayoría están escritos por ingleses no es de extrañar que sean de esa opinión. Las rosas tienen un aroma fresco a rosa de té, si bien no muy intenso. Los tallos son muy flexibles y largos hasta más de siete metros, las hojas son muy bonitas, pequeñas de color verde claro que pasan al verde oscuro. Su floración normalmente es a finales de la primavera y principios del verano, muy abundante, los grandes ejemplares dan centenares de flores, pero en mi terraza ya hace dos semanas que empezaron a florecer. A veces se le considera de floración única pero casi todos los años tiene una segunda floración en septiembre, aunque menos abundante.
También se dice que es propenso a la mancha negra, pero en mi caso sólo me ha dado problemas con el oídio en veranos húmedos. Este crece sobre una pared orientada al oeste y recibe mucho sol por las tardes. Lo tengo en una gran maceta de 50 cm de diámetro y parece que es suficiente espacio porque no para de crecer. Por experiencia puedo asegurar que este rosal se comporta bastante mejor que la mayoría en entornos sombreados, aunque no con sombra total, y que se lleva bien en compañía de otras trepadoras, compagina especialmente bien con la madreselva Lonicera japonica con tonos parecidos de coloración.