El mes de febrero quizá sea el mejor mes para realizar la poda de todo tipo de rosales, con excepción de algunos tipos de trepadores y enredaderas, pero en aquellas áreas que tengan un clima muy frío, esa tarea aún se puede realizar hasta los primeros días de marzo. Es necesario usar una herramienta adecuada,bien limpia, afilada y desinfectada, para evitar pasar enfermedades de unos ejemplares a otros, para ello basta limpiarlas con alcohol de 96º, que tenemos en cualquier botiquín.
Se puede hacer una poda más o menos intensa según prefiramos una menor floración, en el primer caso, pero flores más grandes, o bien que aunque sean algo más pequeñas sean más abundantes. El rosal de la imagen se le ha hecho una poda ligera, manteniendo la mayor parte de su estructura de ramas, procurando orientar el corte para dejar libre y aireado el centro del arbusto y orientando el corte en función de que las yemas se desarrollen hacia el exterior. Siempre hay que empezar cortando cualquier rama seca, enferma o dañada, después las que se orienten al interior o se crucen con otras ramas tendiendo a enmarañar el arbusto. El corte debe hacerse a unos 2 cm de una buena yema bien orientada y con una ligera inclinación del corte de forma que el agua de lluvia escurra hacia el lado contrario a la yema. Si cortamos las ramas de forma que estén escalonadas en altura, conseguiremos que la apariencia del arbusto sea más natural y equilibrada. Hay que limpiar bien y deshacerse de todos los restos de poda y de todas las hojas secas que queden de la temporada anterior, después aflojáremos un poco la tierra con cuidado de no dañar las raíces y agregaremos más sustrato si fuera necesario y aplicaremos un buen fertilizante para rosales, siguiendo las indicaciones del fabricante.