Es una frase hecha que los narcisos son los heraldos de la primavera pero es la pura verdad, desde febrero, los más precoces, hasta abril los más tardíos se suceden en su floración dando los primeros colores primaverales al jardín.
La variedad de las fotos es bastante alta, hasta 40 cm de longitud, robusta y resistente al viento, cosa esencial en una terraza como la mía donde sopla fuerte durante muchos días de primavera. Como se puede observar, este híbrido tiene el periantio blanco y la trompeta o corona, amarillo prímula, además desprende un delicado perfume. Se trata del híbrido “Ice Follies”, de copa grande, muy recomendable para naturalizar tanto en plena tierra como en jardineras. Sus bulbos se plantan en otoño a unos 20 centímetros de profundidad y ya se puede uno olvidar de ellos. Cada primavera brotarán y florecerán sin más cuidados que tener la precaución de no cortar sus hojas hasta que se hayan secado para que los bulbos recuperen los nutrientes que contienen y los almacenen para la próxima floración. En maceta es conveniente colocarlos junto a otras plantas o arbustos que florezcan en otras épocas para sacarle partido a la maceta y que no aparezca desnuda la mayor parte del año.
El problema con los narcisos y muchas bulbosas primaverales u otoñales, cultivadas en maceta, es que ocupan espacio durante todo el año pero su floración es relativamente corta, por eso combinando los bulbos con otras plantas, anuales, vivaces o incluso arbustos, podemos solventar este problema en lugares donde el espacio disponible es reducido y no se puede desperdiciar.
Narciso Cheerfulness |
Narciso miniatura Baby Moon |