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miércoles, 17 de febrero de 2010
La Madreselva, Lonicera s.p.
Tengo que confesar que las madreselvas son algunas de mis trepadoras favoritas, lo son desde mi infancia a la que están asociadas por muchos motivos. Las había entonces en abundancia en los setos y lindes de los campos y caminos por donde yo me movía, las había también cultivadas en algunas fincas vecinas que yo visitaba, formando grandes veladores cubiertos completamente con esta planta como montículos verdes, que en las noches de verano exhalaban un aroma embriagador e inconfundible a una gran distancia. Los niños de entonces las llamábamos “chupetines” y teníamos la costumbre de sorber el tubo que une el cáliz de la flor con su pedúnculo porque tenía un sabor dulce como de miel. Las madreselvas silvestres de mi época pertenecían todas a la especie Lonicera periclymenum, la Madreselva de los bosques o Chupamiel. Esta hermosa trepadora que alcanza más de 5 metros de largo y forma verdaderas marañas de ramitas entrelazadas, florece de julio a noviembre en Asturias y después de las flores forma una baya de color rojizo que gusta a muchas aves silvestres, las principales difusoras de sus semillas. Las flores y su nectar atraen a numerosos insectos diurnos y nocturnos.
Después de lo escrito a nadie extrañará que recomiende vivamente el cultivo de esta trepadora. Ahora es tiempo de plantación de toda clase de arbustos y si están pensando en una trepadora “todo terreno” que resista sin inmutarse el frío más intenso y la mayoría de las condiciones climáticas sin exigir tampoco muchos cuidados, la madreselva es la trepadora ideal. Quien haya paseado por los senderos de Cabo de Peñas en Asturias podrá ver creciendo entre los tojos y brezales pequeñas matas achaparradas de madreselva, se trata de la Lonicera periclymenum de nuestros bosques que en Peñas se ha enanizado para resistir los fuertes vientos cargados de sal y la pobreza del terreno, esto nos da una idea de la resistencia y adaptabilidad de esta especie, capaz de crecer donde muy pocas plantas pueden hacerlo. La madreselva de los bosques puede ser quizá demasiado grande par un balcón pequeño, pero afortunadamente hay otras muchas especies que tienen un desarrollo menor y más controlable. La de la imagen que abre este artículo es una de ellas, se trata de la Lonicera x heckrotti, un híbrido menos vigoroso de tendencia casi arbustiva más que trepadora y que alcanza como máximo 3 metro y se puede mantener más pequeña con podas.
Las flores, como se aprecia en la imagen que es la de la variedad Gold Flame, son amarillas en el interior y rosas en el exterior, tienen una fragancia marcada aunque no demasiado penetrante. Florece a partir de comienzos del verano. Mi experiencia personal con esta trepadora que hace muchos años que cultivo en una maceta de unos 40 cm de diámetro, no puede ser más satisfactoria.
Como yo tengo bastante espacio también cultivo otras dos variedades de madreselva, la Lonicera japonica “Halliana” que vemos en la imagen a continuación, con flores fragantes de color crema pálido que se hacen amarillo intenso cuando maduran.
Crece muy rápido, en dos años alcanza dos o tres metros y luego puede sobrepasar los 6 si no se controla, es muy adecuada para cubrir rápidamente una valla u ocultar alguna vista o un objeto no deseado. Pueden cubrir incluso grandes árboles secos. Es muy rústica y tolera bastante bien la sombra aunque florecerá algo menos que a pleno sol. Sin embargo en lugares muy calurosos la media sombra o la sombra son lo más adecuado para esta trepadora de los bosques.
Mi última adquisición es la Lonicera periclymenum de la variedad “Serotina” que produce flores de color rojo púrpura con el interior amarillo desde mediados del verano hasta el otoño.
De esta manera puedo tener madreselvas floreciendo casi desde el final del invierno hasta bien entrado el otoño.
Estas dos últimas madreselvas por se de gran desarrollo, las utilizo par cubrir un arco de tres metros de altura junto con rosas trepadoras de las variedades Albéric Barbier y Veilchenblau. Todas las madreselvas combinan muy bien con las rosas, especialmente con las que tienen un aspecto rústico y las antiguas.
En cuanto al cultivo no presenta ningún problema, ni siquiera en maceta ya que son plantas sufridas y resistentes, riego en verano y un abonado similar a la de otros arbustos de terraza son suficientes para mantenerlas saludables. Las plagas no suelen afectarles demasiado, algunas orugas del género Tortrix enrollan sus hojas en verano, si proliferan mucho una aplicación de insecticida ecológico a base de la bacteria Bacillus thuringiensis, solucionará el problema. Los pulgones también pueden atacar las yemas más jóvenes a principios de verano y normalmente eso es todo.
La madreselva puede dejarse crecer libremente sin podas, pero cuando el espacio es reducido es mejor podarla cada año al principio de la primavera, quitando todo lo que se haya secado en invierno y el crecimiento desordenado o que no nos interese, cortando siempre al bies por encima de las nuevas yemas que ya estarán brotando, como se hace con los rosales. Las madreselvas son trepadoras de hoja caduca pero según el clima y la especie algunas conservan la mayoría de sus hojas en invierno, caso de la L. japonica
Hay otras muchas variedades de madreselva, de distintos tamaños de crecimiento y algunas más adecuadas a las zonas costeras o al clima mediterráneo como la Lonicera etrusca, por ejemplo. En los buenos viveros podemos encontrar otras muchas especies y variedades adecuadas a nuestras necesidades..
Espero haber suscitado el mayor interés por estas trepadoras tan versátiles y entrañables.
Las bayas rojas de la Lonicera "Serotina" también son muy decorativos.
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